Columna de opinión: Más George de la Selva, menos sneakerheads


Les juro que no odio el hype, no detesto a Kanye y a sus Yeezy, o sea, sí, el hombre no me cae bien. No es el mismo que yo conocí en el video de Dilated Peoples, pero tengo 31 años y no soy joven. Tengo la edad para entender de manera concreta lo que me gusta o no y hace un par de años empecé a alejarme del mundo de las zapatillas, y fue quizás cuando nació el concepto de sneakerhead. Ese concepto me parecía vergonzoso, como un montón de etiquetas del tipo el cinéfilo, el melómano e incluso el rapero, yo solo siempre fui un pendejo de pobla que vio a los grandes tener zapatillas increíbles.

Creo que mi primera interacción con las zapatillas fue a los 10 años. Un año después de que mis viejos se separaron, en una de las escasas veces que mi papá llegó a esas visitas, me llevó al cine a ver “George de la Selva”. Y fue ahí, en una de mis primeras y únicas interacciones con él en separación, que vi las Nike Uptempo (después las vería en «El Gringuito«, pero esa es otra historia). Esas zapatillas me volvieron loco. Hoy me pregunto si era por su diseño en sí o por lo que significaba para mí, o sea, relaciono las Uptempo con mi viejo y la vez única que me llevó al cine. Es imposible que de grande no las quisiera.

Hoy 2020 confieso que hace años el comprarme un par no me motiva y no me despierta nada. He tratado de entender el por qué y no podría dar una respuesta concreta. Se me ocurre que para mí perdió gracia. Tenía 14 años y me despertaba a las 7 de la mañana los sábados porque sabía que el persa Teniente Cruz en Pudahuel podría entregarme pares hermosos. O haber trabajado en la feria vendiendo mote porque allá, a la conchetumadre, en el parque Arauco, en otro mundo, habían unas Nike Vandal. También sabía que no era el único en esto o sabía que en los primeros galpones del persa Bio-bio estaba ese puesto chico. O cuando me pegue el pique a San Miguel, a esa tienda Merci y me acuerdo que era imposible que llegara una Nike SB a Chile, solo se veían las 6.0. Hasta que un día pillé unas Nike SB en Mister Sneakers que se transformó en un paseo obligado ahí en la Estación Central en donde encontré varios tesoros.

Y si bien hoy, quizás no siento la misma pasión que antes. Siempre existe ese par, ese colorway que me recuerda el olor de antaño, esa casería, esas ganas de tener las Nike Shox culiá del cuma del barrio.  No por estatus, sino porque increíblemente en los 90 esas weas nos parecían lindas, incluso con todos los prejuicios de la época. No sé por qué escribo esto, solo tenía ganas de compartir mi experiencia con el mundo de las tillas y estoy seguro que existe un montón de gente igual de romántica que yo, incluso la gente nueva en esto, y nada, logren los pares que quisieron, siéntase afortunados. Ustedes no saben lo que lloré por unas Nike Air Max 1, que ustedes tienen a un click.

Aguante las Nike Total 90, aguante toda la línea de running que usaban los Vegan SXE, aguante los persas, aguante los primos metaleros con las Converse Weapon o las mejores Air Jordan. Pásenlo bonito, pero nunca pierdan la mística y la buena onda entre todos.

Por @fco_javo

Escrito por:

Diego Duran
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